Capítulo 23

Antes de empezar con el capítulo:
Desde que cambié la plantilla había gente que no podía comentar, por ello, he puesto una plantilla provisional para averiguar cuál es la causa. Por favor, votad en las encuestas y así podré saber por qué no podéis comentar.

El próximo domingo no podré escribir, así que el capítulo 24 lo escribiré a lo largo de esta semana.


No quería llorar. No quería enfadarme. Simplemente deseaba volver atrás en el tiempo y no haber nacido nunca. No se dieron cuenta de que les observaba.
Estaba paralizada en medio de la carretera mirando fijamente como Vero hacía suyo lo que siempre había querido para mí.
Algo comenzó a invadir mis oídos: el claxon de un coche. Tras de mí se abalanzaba el auto a una velocidad feroz. Quise correr y apartarme de la carretera, pero mis piernas no me dejaron. Sabía lo que iba a pasar, y en el fondo, no me importó. Cerré mis ojos y sonreí mientras que la última imagen que veía era a mi mejor amiga traicionándome como una vulgar vívora.

Mis ojos... me dolían los ojos... Una horrible luz apuntaba hacia ellos y no tuve más remedio que abrirlos para descubrir qué era lo que la desprendía. ¿Estaba muerta? Mierda, no lo estaba. Me percaté de ello cuando una señora comenzó a ajustar la luz que me cegaba, proveniente de un foco que ayudaba a otra mujer a inspeccionarme. Miré a mi alrededor y en seguida supe que me encontraba en la habitación de un hospital.
Tras investigar visualmente el cuarto, lo hicieron mis oídos. Aquéllo que se oía era mi padre gritando.
- ¡Y otra vez estamos aquí! ¡Parece que nuestro destino es instalarnos en este hospital, porque últimamente la niña se pasa bastante tiempo aquí! ¡Es una inconsciente! ¿A quién se le ocurre dejarse atropellar en la puerta de casa? Si quería suicidarse debería haberlo hecho más lejos, y así no le daría tiempo a llegar a la ambulancia.

¿Suicidarme? En ningún momento había pretendido eso. Junto a los gritos y quejas de mi padre podía distinguir los sollozos de mi madre. La cabeza me daba vueltas y apenas podía mover un solo miembro de mi cuerpo. Me incorporé lentamente y apoyé mi cabeza contra la almohada, movimiento que debería haber evitado, porque así no me hubiese encontrado a Vero sentada frente a mi cama.
Me miró, la miré, me sonrió y yo clavé aún más mi mirada vengativa sobre sus pupilas. La causa de todos mis problemas había ido a reírse de mí en mi propia cara. No dije nada, y ella en seguida supo que no quería que estuviese allí, pero no se movió.

- ¿Por qué me has hecho esto?- dije mientras maldecía su presencia. Mis padres se giraron raudos, y mi madre corrió hacia los pies de la cama para continuar llorando.
- Has cambiado Ester. Quería demostrártelo.- Vero estaba muy tranquila, se la notaba paciente y con ganas de explicarlo todo.
- No. Tú tienes envidia. Tú le quieres a él.
- Sólo quería enseñarte que Hugo no es como tú piensas, pero te aseguro que mi intención no era que reaccionases así.- ¿reaccionar?
- ¿Reaccionar? Yo no... yo jamás me suicidaría.- mi corazón empezó a latir rápidamente y agarré con fuerzas las sábanas.
- Ester, todo puede arreglarse. Desde que le conociste has cambiado radicalmente, y mira cómo has terminado.
- ¡Yo no he cambiado, Vero!- ¿por qué insistía tanto en ello? ¡Yo no había cambiado!- ¡Él me quiere y yo le quiero! ¡No he cambiado!

Recogí toda la fuerza que pude y me levanté insistentemente de la cama, pero al poner el primer pie en el suelo descubrí que la única prenda que cubría mi cuerpo era una bata verde de hospital. Verde... pegaba tanto con mis ojos ambarinos... pero Hugo ya no me lo decía. La ira me invadió, y con ella, mis brazos agarraron la bata desgarrándola gravemente y acabando con todo lo que yo había esperanzado. Pero él me quería. Estaba por segunda vez en un hospital, vestida de verde, abatida y con mis pupilas ambarinas empapadas en lágrimas de dolor. Pero él me quería.

- ¡No he cambiado! ¡Él me quiere!

Y me senté en el insípido suelo de la sala mientras destrozaba aquel horrible color que me había arruinado la vida. Mi padre corrió fuera gritando ayuda, mi madre quedó paralizada a los pies de la cama y Vero se sentó a mi lado, despacio, derramando discretamente una lágrima de compasión.

Pero estaba científicamente comprobado que él me quería.

9 comentarios:

Una perfecta desconocida dijo...
31 de enero de 2010, 20:07

la historiaa esta increibleee ^^ no me lo esperabaa!! estare esperando impaciente el capitulo ^^ besos!

RoRó(: dijo...
31 de enero de 2010, 20:17

gracias yass!

veo que eres la unica que puede comentar :(

Una perfecta desconocida dijo...
31 de enero de 2010, 21:15

yo antes tampoco podia comentar y me costo muxo y era xq se me cortaba el cuadro de verificar palabras asiq lo q hice fue subrayar con el raton todo el cuadro de comentar y entonces se me fue para abajo y pude verificar la palabra y darle a comentar. es un poco lioso xro espero q os ayude. ^^

Paola A. dijo...
1 de febrero de 2010, 14:07

sigue escribiendo por fa antes no podia comentar pero gracias YaSs por decirmelo

RoRó(: dijo...
1 de febrero de 2010, 15:21

muchas gracias yass! en serio, eres fantastica! :D

July dijo...
1 de febrero de 2010, 15:24

me encanta el capitulo!
gracias por decirnos como comenatr

Eva dijo...
1 de febrero de 2010, 15:27

Hola! me gusta tu blog!

Raquel dijo...
1 de febrero de 2010, 19:06

¡Se va a olver loca! Que fuerte, no me lo esperaba para nada.

Deja un comentario

Para comentar, escribe tu comentario y, a continuación selecciona tu perfil de Blog. Si no tienes blog, selecciona Nombre/Url; escribe tu nombre o nik y deja Url en blanco.

Si el cuadro de verificación te sale cortado, escribe tu comentario y, tras esto, pon el ratón sobre la "V" de "Vista previa", en el recuadro blanco. Desde ahí arrastra hacia abajo hasta que te salga el cuadro de verificación completo.

Volver al inicio Volver arriba Sólo por ti. Theme ligneous by pure-essence.net. Bloggerized by Chica Blogger.