- ¿Qué pasa?
- Tía, que no puedo bajar en autobús.- mis ojos se abrieron como platos en cuanto María dijo esto.
- ¿Por qué? ¿Y el carnaval?
- Tranquila, tranquila. Tú súbete en el bus. Yo iré más tarde, ¿vale?
- ¿Estás segura? No me vayas a dejar tirada...
- No te preocupes, que yo llegaré sólo un poco más tarde.
Subí en el bus. Estaba nerviosa. Todo el mundo me miraba (claro, un pirata con el pelo verde acababa de colarse en su autobús). Seguramente, si María hubiese estado conmigo no me habría puesto al final del autobús, en la esquina más escondida para pasar desapercibida. Aún así sentía que la gente se giraba para mirarme y reírse de mi aspecto. Pero en el Carnaval todo cambiaría, allí no hay ridículos.
Llegué tras 35 minutos de solitario e interminable autobús. Bueno, solitario no. Los último quince minutos estuve acompañada por un "agradable" señor que no hacía más que toserme en la cara, así que di gracias a Dios en cuanto pisé tierra firme.
Eran las ocho de la tarde. Comenzaba a anochecer. Había muy buen ambiente: centenas de personas, incluso miles, disfrazadas bailando en la plaza del pueblo al son de la orquesta contratada para el festival. Y, ¿María? La llamé:
- ¡María! ¿Dónde estás?
- ¡He tenido problemas!
- ¿Cómo?- no lograba escuchar más allá del sonido de la música.
- ¡Que he tenido problemas! ¡Bajaré más tarde!
- ¿Más tarde? ¡María, aquí la gente ya empieza a estar borracha! ¡Creo que más tarde sólo habrá comas etílicos!
- ¡Tú espérame allí! ¿Vale? Intégrate y busca algún chico guapo.
Algún chico guapo... algún chico guapo. ¡Ahí! ¡Menudo grupo de boxeadores encontré! Debía hacer tiempo hasta que María llegara, así que me acerqué a ellos y les pedí bebida. No se me ocurría nada mejor, por lo que hube de tomarme varios vasos de sangría.
La cabeza me daba vueltas. Apenas podía recordar los nombres de aquellos boxeadores, pero lo que no olvidaría sería el momento en el que uno de ellos, probablemente el más feo, me sacó a bailar.
- Me llamo...- no recordaría su nombre. Había bebido mucho.
- Yo soy Ester, y no sé bailar.- me reí.
- Yo te enseño.- me agarró de la cintura, y comenzó a bailar a modo de vals el rock&roll que sonaba entonces.
- ¿No te estás acercando demasiado?- dije cuando noté que bajaba la mano más abajo de mi espalda.
- Tú no te preocupes. Baila.- y apoyó su cabeza sobre mi hombro.
Era feo y relativamente gordo, pero me hacía sentir bien mientras me enseñaba a bailar. Apoyé yo también mi cabeza sobre él, y aquél desconocido comenzó a besarme el cuello. ¡Qué pena que no estuviese aquí Vero para verlo! Quiero decir... ¡María! Pero a cambio, Cespe apareció y visualizó, aunque sólo un breve instante, la situación en la que me encontraba antes de seguir caminando.
3 comentarios:
uoooo!! Q buenisimooo!
m a encantado = Q ls otros!!
me encantooooo!! buenisimoo como siempre ^^
Wow! O.o vaya... shok(?) para Cespe no? =) me encanta!! (el cap, no el shok de Cespe xDD)
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